lunes, 11 de junio de 2018

El secreto de Supernanny



             ¿Estáis tentados de llamar a Supernanny para lograr que vuestros hijos os hagan caso? Si esta es vuestra situación, antes de hacerlo, leed con atención estas líneas. Para los que no saben de qué estamos hablando, la llamada Supernanny es una psicóloga que, a través de un programa de televisión, visita a padres en apuros cuyos hijos, de apenas unos años de edad, “se les fueron de las manos”. Y, en unas semanas, esta profesional consigue poner orden donde antes había caos.
           En la actualidad, la sobrecarga de los horarios profesionales, las nuevas estructuras familiares, la escasez de tiempo de descanso compartido y el ritmo de vida estresante de padres e hijos dificulta en gran medida la tarea de educar. Pese a que no hay fórmulas ni recetas mágicas para resolver los problemas de comportamiento de los niños, hay una serie de normas que, si se llevan a la práctica diaria, ayudan a prevenir conductas no deseadas. Son sencillas, pero efectivas:
1.       Acordar unas normas de comportamiento claras y coherentes. Que sean pocas, pero que se cumplan.
2.       Proporcionar un ambiente familiar lo más estructurado y ordenado posible, con un horario para estudiar, merendar, ocio, actividades extraescolares, etc.
3.       Poner límites educativos claros y apropiados a la edad (no es lo mismo un niño de tres años que otro de diez).
4.       Favorecer la autonomía en las tareas cotidianas y evitar la sobreprotección, siempre dañina a largo plazo.
5.       Crear hábitos de estudio desde los primeros años de escolaridad y programas un trabajo diario.
6.       Reforzar la autoestima, lo que significa destacar los aspectos positivos y no sólo recordar lo que se hace mal.
7.       Premiar las conductas que se logran. Los premios no tienen por qué ser caros; ni siquiera tienen que ser objetos. Felicitar con una sonrisa o un beso es un buen regalo.
8.       Cumplir los castigos que se anuncian: las amenazas que no se llevan a la práctica son contraproducentes, ya que se pierde toda la credibilidad. El castigo siempre debe ser proporcionado, adaptado a la edad e inmediato al comportamiento que se quiere eliminar.
9.       Mostrar coherencia entre ambos padres sobre la forma de educar, por lo menos delante de los hijos. Tampoco es conveniente centrar la autoridad en uno solo (“verás cuando venga tu padre”). Y en el caso de que se conviva con otros adultos, hay que unificar las normas. No vale que la abuela le deje hacer lo que sus padres le tienen terminantemente prohibido.
10.   Crear pequeños espacios para el diálogo (que no es lo mismo que hacer un interrogatorio): que cada día haya un momento para que padres e hijos se cuenten sus cosas, por ejemplo, mientras se juntan a comer o cenar. 


Qué hacer cuando…
·         Falta al respeto porque se siente frustrado, es decir, monta la clásica rabieta: No se le debe hacer caso y se le manda a su cuarto. Cuando esté dispuesto a hablar de forma tranquil, se le debe prestar atención y, en lo posible, se atiende su petición.
·         Se le llama diez veces para que vaya a cenar y no hace caso: Comportamiento erróneo. Cuando sea la hora de cenar, hay que llamarlo una vez, como mucho dos. Si no hace caso, cuando por fin llegue se le pone a cenar aparte o se le deja sin postre.
·         No obedece: El adulto debe ponerse a su altura, mirándole a los ojos, y con las manos sobre sus hombros, se le repite la petición con voz firme, pero sin gritar. Si no obedece, se le manda a su cuarto. Cuando finalmente haga lo que se le decía, se le felicita (y no se le recrimina. “Es lo que tenías que haber hecho desde el principio”)
·         Se pelea constantemente con su hermano: Si es posible, hay que intentar que pasen menos tiempo juntos, pero que se lleven mejor. Si discuten por un juguete, se guarda hasta que se pongan de acuerdo. Si uno le pega al otro, hay que atender al agredido e ignorar al agresor.
·         Ante la amenaza de un castigo, dice. “Y a mí qué me importa”: Cuando contestan así es fácil desconcertarse y pensar que nada funciona con este niño. Eso es precisamente lo que él quiere, manipular la situación. Pero como es casi imposible encontrar a un niño al que no le importe nada, la respuesta es: “Bien, pues ya que no te importa, te quedas castigado…”. Y cumplirlo, aunque ponga una sonrisa de “ya os dije que no me importaba”.


Importante:
·         Donde dije digo…
La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace da seguridad y confianza a los niños, porque así saben con exactitud dónde están sus límites. No cumplir un castigo que se anuncia o conceder un premio cuando el comportamiento no fue el pactado, crea con fusión en sus cabezas. Saber que si se ponen muy pesados se les acaba perdonando la sanción o que aunque se porten mal van a ser recompensados, no los beneficia en nada, más bien al contrario
·         Mejor en positivo
A la hora de lograr un cambio de conducta las alabanzas y los elogios son mucho más eficaces que las críticas. Un niño que no para de oír, por parte de sus padres o profesores, que es un desastre, que no tiene arreglo, o que es un demonio, probablemente lo acabe siendo. Por el contrario, si se van reforzando sus pequeños logros, ignorando sus errores y castigando sus salidas de tono, el resultado va a ser mucho más positivo.

(Extraído de “Guía del profesor de Orientación educativa”. La Voz de Galicia, 2009)

¿Quiénes son los orientadores educativos?



                Los orientadores educativos, en pocas palabras, son unos profesionales –con titulación de psicología, pedagogía o psicopedagogía- que desarrollan su trabajo en todos los centros públicos de educación no universitaria. En la etapa de Educación Primaria forman parte de la Unidad de Orientación, a la que también pertenecen otros profesionales, como los  especialistas en pedagogía terapéutica (PT), audición y lenguaje (AL), profesorado técnico de servicios a la comunidad (PTSC) y, en caso de que sea necesaria su intervención en el centro, fisioterapeuta, auxiliar educativo (AE) o mediador comunicativo para el alumnado con discapacidad auditiva. En Asturias, las Unidades de Orientación están en todos los centros de infantil y primaria, estableciéndose un orientador a tiempo total los centros que cuenten con más de 400 alumnos. En el resto de colegios, los orientadores acuden al centro dos o tres días a la semana en función del número de alumnos.

Como se verá en las funciones que se expondrán a continuación, ha habido un cambio en la concepción de la orientación educativa en los últimos años, pues ahora se entiende como un derecho que tienen todos los alumnos, y no sólo los problemáticos o los que tengan necesidades específicas. Además, este cometido se concibe como una tarea compartida en la que participan todo el profesorado y las familias. Sería absurdo pensar que es solo responsabilidad del orientador con dotes de mago capaz de solucionar todos los problemas. A estas alturas sabemos que los llaneros solitarios sólo triunfan en las historias de ficción, de manera que para enfrentarse a las dificultades.
                Las funciones de la orientación educativa y profesional, que están contempladas en el Decreto 147/2014, de 23 de diciembre, por el que se regula la orientación educativa y profesional en el Principado de Asturias (BOPA del 29-12-2014), son las siguientes:
  • Favorecer el desarrollo integral de los alumnos y las alumnas desde que entran a formar parte de la comunidad escolar, promoviendo y participando en todos los proyectos, planes y programas necesarios para lograr este fin.
  • Prevenir, detectar y dar respuesta a las necesidades educativas del alumnado a través del trabajo en equipo del profesorado en coordinación con los servicios especializados de orientación, con las familias, los agentes comunitarios y la Administración educativa.
  • Posibilitar el seguimiento del proceso educativo de los alumnos y alumnas mediante la coordinación de los órganos competentes.
  • Impulsar la acción tutorial en la acogida, seguimiento y acompañamiento del alumnado en los centros educativos.
  • Realizar las actuaciones necesarias para escolarizar al alumnado, respondiendo a las necesidades de cada alumno y alumna.
  • Integrar en las acciones educativas valores que fomenten relaciones interpersonales satisfactorias, la igualdad de hombres y mujeres, la no violencia, la cooperación y la solidaridad y el respeto por el entorno físico y medioambiental.
  • Favorecer la participación de las familias y los agentes comunitarios en el proceso educativo del alumnado.
  • Fomentar un clima adecuado que propicie la convivencia, el aprendizaje y la creatividad.
  • Promover y apoyar las acciones y proyectos de los centros para la innovación y experimentación educativa.

En las etapas de educación infantil y primaria la orientación educativa prestará especial atención a la prevención y detección temprana de dificultades de aprendizaje, la atención individualizada y personalizada del alumnado en colaboración con la familia y el entorno social y la adopción de medidas que favorezcan la convivencia, el aprendizaje y la transición entre los distintos cursos y etapas. 

Estas funciones generales de la orientación se concretan en las funciones específicas de la Unidad de Orientación, que son:
·         Formular propuestas al equipo directivo y al claustro en la elaboración, desarrollo y revisión de los planes de acción tutorial, de atención a la diversidad y de orientación para el desarrollo de la carrera, así como en sus concreciones en la programación general anual.
·         Apoyar técnicamente al profesorado en la prevención y detección temprana de dificultades de aprendizaje.
·         Realizar asesoramiento psicopedagógico en la planificación, desarrollo y evaluación de actuaciones que den respuesta a las necesidades educativas de todo el alumnado.
·         Asesorar y participar en la coordinación de los procesos de incorporación del alumnado con necesidad específica de apoyo educativo a las diferentes medidas de atención a la diversidad.
·         Atender las demandas de los equipos docentes y realizar la evaluación psicopedagógica del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo.
·         Participar en el seguimiento educativo del alumnado, especialmente en lo que concierne a los cambios de curso y etapa, así como en la elección entre las distintas opciones académicas, formativas y profesionales.
·         Colaborar con la jefatura de estudios en la organización de la información sobre el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo y participar en su traspaso a los equipos docentes.
·         Colaborar con los tutores y tutoras en la integración, seguimiento y acompañamiento del alumnado en los centros educativos, así como con las familias.
·         Favorecer y participar en los procesos de acogida de todo el alumnado y en especial del alumnado con necesidad específica de apoyo educativo.
·         Proponer actuaciones al equipo directivo encaminadas a facilitar o favorecer la integración del alumnado en el centro.
·         Llevar a cabo acciones conjuntas con las instituciones, organismos y las entidades que incidan en el proceso de enseñanza y aprendizaje del alumnado, con el fin de mejorar la calidad de las intervenciones.
·         Colaborar, a través de acciones educativas inclusivas, en el diseño, seguimiento y evaluación del plan integral de convivencia del centro.
·         Promover y participar en las acciones de formación, de innovación y de experimentación en el ámbito educativo relacionadas con sus funciones.

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